Batallón de Atención a Emergencias está listo para marchar este 16 de septiembre
KARLA RIVAS
Con paso firme, mirada al frente y el corazón lleno de orgullo, personal de los Batallones de Atención a Emergencias (BAE) realizó este día los últimos preparativos antes del ensayo general rumbo al tradicional desfile militar del 16 de septiembre.
Entre cascos, picos, palas, aspersores y equipos abatefuegos, hombres y mujeres del contingente del Plan DN-III-E afinan cada detalle, conscientes de que su participación representa no solo a las Fuerzas Armadas, sino también a todos aquellos que entregan su vida para proteger a los demás en los momentos más difíciles.
La sargento Tenreiro, integrante del Batallón de Atención de Emergencias especializado en Búsqueda y Rescate en Alta Montaña, compartió el sentimiento que acompaña a su unidad: el honor de servir.
“Invitamos a toda la ciudadanía a que acuda al desfile. Este no es solo un evento militar, es una muestra de amor por México y de nuestro compromiso con cada persona que alguna vez ha necesitado ayuda”, expresó con emoción.
En su batallón, nueve mujeres encabezan la formación —símbolo de la creciente presencia femenina en tareas operativas— seguidas por 18 hombres que complementan el contingente.
El primer pelotón está conformado por rescatistas especializados en operaciones verticales, horizontales, en montaña y espeleología, mientras que en la segunda sección marcharán los elementos de la Compañía USAR, quienes utilizan herramientas de alta tecnología como el dispositivo Xaver, capaz de detectar personas atrapadas tras muros, así como motosierras y equipos hidráulicos para liberar vehículos accidentados.
Durante el ensayo también se pudieron observar unidades de rescate acuático, bomberos militares y vehículos diseñados para contener materiales peligrosos, todo listo para mostrarle al país que, cuando la emergencia llama, ellos están preparados.
Este 16 de septiembre, cuando los pasos retumben en el Zócalo capitalino y ondee la bandera, también marcharán los rostros anónimos de quienes enfrentan tormentas, incendios y terremotos por nosotros. Porque ser soldado no siempre implica empuñar un arma: a veces, basta con cargar una pala, tender una mano, o simplemente no rendirse.
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